Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro (que en esta edad de hierro tanto se estima) se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de ‘tuyo’ y ‘mío’. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes
M. de Cervantes
Don Quijote de la Mancha