Oto, igual a un dios, y su hermano, el célebre Efialtes, fueron los más gallardos y mayores de los hombres que crió la fértil tierra. [...] Y así Oto y Efialtes amenazaron a los inmortales del Olimpo con llevarles el bélico tumulto. Quisieron poner sobre el Olimpo el Osa y, encima del Osa, todavía el frondoso Pelión, para poder asaltar los cielos pero, antes de dar fin a su traza, les dio muerte Apolo, hijo de Zeus, cuando aún eran muy niños
Homero
Odisea, XI, vv. 307-320