J. Starobinski
No se cambia la naturaleza de las fiestas sin cambiar la estructura de la sociedad
La invención de la libertad
Libertad compartida, sentirse cada uno igual del otro, reciprocidad de las conciencias: es la sustancia misma de la fiesta [...]. Presencia colectiva, acontecimiento global [...]. Despertar de un sujeto colectivo [...]. Culto de la presencia pura [...]. Advenimiento de una transparencia [...]. Imagen en sí misma indivisible de un encuentro humano multiplicado de forma indefinida [...]. Un pensar en común
La invención de la libertad
Decapitando al rey, la guillotina destruye, espectacularmente, una gran imagen. Las ceremonias nacionales a cielo abierto intentarán desplegar los movimientos de masas en que el pueblo pueda hallarse a sí mismo y percibirse
La invención de la libertad
Este siglo, en que se va a exaltar la idea de la libertad, debía comenzar por tomar conciencia del horror de los calabozos de una forma que raya en la obsesión; ya se trate de los torreones del marqués de Sade –donde impera el capricho sanguinario de una secta secreta–, de relatos auténticos o ficticios o de las propias obras de teatro en que se denuncia lo arbitrario de la inquisición y el absolutismo, el tema carcelario reaparece como escenografía o desgracia vivida. Si el primer acto de la Revolución francesa –la toma de la Bastilla– es la destrucción de una prisión, el hecho corresponde claramente a una imagen grabada como a fuego sobre la conciencia colectiva
La invención de la libertad
A finales del siglo XVIII, las afirmaciones de una voluntad innovadora se disimulan bajo las apariencias del antiguo orden [...]; es el momento en que la ideología revolucionaria aún recurre a las formas anticuadas de la tragedia clásica, y en que la retórica de los jacobinos se envuelve con las fórmulas de Plutarco y de Tácito [...]. En vez de producir una realidad enteramente nueva, se tomó por modelo un teatro de sombras
La invención de la libertad