M. Robespierre
No se trata de hacer ningún proceso, dado que ni Luis es acusado ni vosotros tampoco sois jueces, sino hombres políticos, representantes, sí, de la nación. No debéis pronunciar una sentencia a favor o en contra de hombre alguno, sino adoptar una medida necesaria a la salud pública, ejecutando un acto de entera providencia nacional […]. No, Luis no puede ser juzgado; está ya condenado o, de otro modo, no estaría fundada la república. Realizar el proceso de Luis significa volver al despotismo, sea monárquico o constitucional; es una idea contrarevolucionaria, dado que cuestiona y pone en duda la revolución en cuanto tal […]. Pues los pueblos no juzgan a la manera de los tribunales, no promulgan sentencias; realmente fulminan, no condenan al rey, a saber, lo hunden en la nada, y esta justicia es superior a la del tribunal
Discurso a la Convención