En la nueva era no ha de haber arquitectos […] privados. La arquitectura gozará de una valoración demasiado alta como para abandonarla al despotismo de lo individual y al terror de la propiedad privada. Fuera de la nueva soberanía investida en la arquitectura la libertad de lo individual crecerá como parte del follaje de un árbol de muchas ramas
H. Hansen
Cartas de la Gläserne Kette, febrero de 1920