No existían leyes para juzgar a Numa o a Tarquino. Tampoco las había en Inglaterra cuando se juzgó a Carlos I. Pero fueron juzgados aplicando el derecho de gentes. Se rechazó la fuerza, justamente por medio de la fuerza. Se rechazó a un enemigo, un extranjero. Eso legitimó su ejecución
L.-A.-L. de Saint-Just
Discursos a la Convención sobre el juicio al rey, 13-11-1792 y 27-12-1793