Ya por muy largo tiempo combatían, [...] unos contra otros [...], los dioses Titanes y los que había engendrado Crono; en la cima del Otris los Titanes, y los de Crono desde el alto Olimpo. [...] Y no se veía solución a la dura contienda, ni término para ninguno de ambos bandos, permaneciendo incierto el desenlace. Y se oponían en funesta lucha, levantando y lanzando grandes rocas [...]. Y resonaba el inmenso Ponto, y retumbó la tierra fuertemente, y gimió agitado el vasto cielo mientras temblaba el elevado Olimpo.
Hesíodo
Teogonía, vv. 629-640 y 675-680
Y, al salir del vientre de su madre, se los tragaba el poderoso Crono, para que ningún otro que él [...] fuera a reinar entre los Inmortales. Pues sabía por Gea y por Urano que estaba destinado a sucumbir al fin a manos de su propio hijo. Y así no descuidó su vigilancia sino que, observando atentamente, devoraba a sus hijos
Hesíodo
Teogonía, vv. 459-469