En las luchas armadas suele haber un punto de no retorno. Uno que casi siempre coincide con la gigantesca represión de la totalidad de los sectores del pueblocolonizado que la emprende. Ese punto se alcanzó en Argelia con las 12000 víctimas de Philippeville en 1955, y la instalación de las milicias armadas y rurales del gobierno en 1956