En los decenios de antes del diluvio hubo algunas crecidas. Pero, aun siendo pequeñas, a distancias algo irregulares y en distinta medida las aguas desbordaron de las costas. Y así, en ciertas comarcas, se acostumbró la gente hasta tal punto a las inundaciones que empezaron a habitar grandes barcas, incluso en los tiempos de sequía. La construcción naval tuvo un impulso muy intenso. Antes, nunca se construyeron diques tan potentes como en el tiempo de antes del diluvio. Y así llegó un año en que el peligro de la inundación finalmente se dio por superado. En el año siguiente vino al fin el diluvio, sumergiendo todos los diques, con sus constructores