Por más que esto no cese y continue con todo su horror y su bajeza, y cada día que pasa supere todo límite y medida, me mantendré bien firme como si me enfrentara a un elemento, a un eclipse, a un diluvio, a un huracán, no a la medida de lo ético sino como algo dado, como objeto de indagación y comprensión. […] Tales son los caminos, objetivos, reales, de la Historia, y es preciso seguirlos sin dejarse perder la dirección. E incluso me asalta el sentimiento de que esta ciénaga moral en la cual aún flotamos malamente, esta casa de locos gigantesca dentro de la cual sobrevivimos, de repente, de hoy para mañana, bajo el poder de una varita mágica, se podría mudar en lo contrario, algo de verdad heroico y grande; si la guerra sigue un par de años creo que todo tiene que cambiar
R. Luxemburg
Prisión de Wronke, noviembre de 1917
Si los hombres, en estado natural, nacen todos iguales en derecho, de hecho en cambio no nacen iguales, dado que la fuerza y el instinto, que también vienen por naturaleza, establecen entre ellos una gran desigualdad de suerte, pese a la igualdad en los derechos; mas su reunión y sus instituciones no pueden tener otro objetivo que mantener de hecho esa igualdad en el derecho, protegiendo al débil de la opresión del fuerte, y sometiendo así la industria de unos a la común utilidad de todos. El error más funesto y más cruel en que ha caído la Constituyente, al igual que la Legislativa y, por fin, que la Convención, al seguir en esto servilmente a los legisladores diferentes que las han precedido, es no haber señalado límites al derecho de propiedad y abandonar al pueblo a las especulaciones ávidas del rico
G. Babeuf
Manifeste des plébeiens