La fortuna no es un buen garante […]. Basta con que abramos los anales del senado británico para poder juzgar del patriotismo de sus muchos miembros opulentos. Esos que dejaron en las manos de Enrique VII, de Enrique VIII y de María los sagrados derechos de sus conciudadanos, ¿no eran todos ricos propietarios? Y aquellos que se prostituyeron a la voluntad y a los caprichos de Jaime I, de Carlos I, de Carlos II y de Jaime II, ¿no eran, todos, ricos propietarios? Los que tan vilmente se vendieron a Guillermo III y a Jorge III, ¿no eran todos ricos propietarios? Escoger nuestros diputados entre hombres de mérito y fortuna se podría ver como prudente, pero realmente cuando el lujo, el desorden, la venalidad, la lujuria y la disipación son las únicas marcas características de la clase rica, ¿por qué no elegir sólo a los hombres que parecen ser más virtuosos, más prudentes, más sabios, los que brillan en otras clases de la sociedad?
J -P. Marat
Les Chaînes de l’esclavage
Seleccionando cuatro candidatos, todos ellos propuestos por el pueblo, escogen entre ellos a su príncipe por voto secreto. Cada cuarterón de la ciudad nombra además un candidato para ir al Senado. […] Las cuestiones de más importancia se remiten de ahí a la Asamblea, […] y algunas veces la cuestión, cuando resulta aun más trascendente, se somete a la isla en su conjunto a través del Consejo General
T. Moro
Utopía