Las Tullerías ardiendo, a nuestra izquierda. Nada más caer la noche, los communards habían incendiado uno y otro extremo del palacio, los pabellones de Flora y de Marsan. Desde ellos, el fuego fue ganando el Pabellón del Reloj a toda prisa, en el centro de la edificación, en donde se había preparado una mina compuesta de toneles de pólvora, amontonados en la Sala de los Mariscales. En ese momento, a través de las ventanas reventadas de los edificios intermedios, salían torbellinos de humo rojo, atravesados de azules llamaradas. Cedían los techos, recorridos por ardientes grietas, y se iban abriendo como tierra volcánica al empuje del fuego en su interior [...]. De pronto se escuchó un terrible estruendo. Era el momento en que, en las Tullerías, el fuego alcanzó al cuerpo central, a la Sala de los Mariscales. Los toneles de pólvora ardían por efecto del incendio, y el Pabellón del Reloj saltó en pedazos, envuelto en una inmensa polvareda, y una inmensa gavilla, una alta espiga inundó totalmente el negro cielo, como florido ramo de la fiesta
E. Zola
La Débâcle
Con la destrucción del monumento de la columna de la place Vendôme se deroga la historia—es decir, se produce un presente sin tiempo, se aniquila el pasado mientras se crea un futuro incierto–. […] Para los Comuneros, la existencia de la columna congelaba el tiempo: era ‘un insulto permanente’, equivalente a ‘un perpetuo asalto.’ […] "Vi caer la columna; en el momento en que sonó el silbato cayó toda entera, de una pieza, como un decorado teatral sobre un cuidado lecho de basura. Ese gran símbolo de la Grande Armée, ¡qué vacío y que frágil era! Parecía roído desde dentro por toda una multitud de ratas, al igual que la propia Francia, en su deslustrada y vieja gloria.” [Descripción de un testigo, Louis Barron]
K. Ross
The Emergence of Social Space: Rimbaud and the Paris Commune