espacio
En los espacios de público recreo siempre guardan las puertas los soldados. En los lugares públicos de venta siempre guardan las puertas los soldados. En salas de exposiciones y de muestras siempre guardan las puertas los soldados…. Allí en donde el pueblo se reúne siempre hay soldados para vigilarlo, y si fuera nocturna la reunión de noche seguirá habiendo soldados. […] Los soldados empiezan a reconocer en exclusiva la voz de sus jefes, a fundar sobre ellos la totalidad de su esperanza, […] ya no son los soldados del estado, sólo son los del príncipe. Y después, en seguida, los que están puestos a la cabeza de las tropas han dejado de ser defensores del pueblo, sino sus peores enemigos. De ese modo se viene conformando un partido entregado a quien le guía, siempre en pie contra la nación, que no espera otra cosa que el momento de actuar contra su pueblo
Les Chaînes de l???esclavage
Las piedras para alzar el edificio de la libertad ya están talladas. Podéis construir con ellas, por igual, el espacio de un templo o de una tumba
Discurso a la Convención sobre el proyecto constitucional, 24-4-1793
La Ciudad se encuentra dividida formando siete círculos enormes que, a través de cuatro grandes vías, se comunican sucesivamente. […] Son un pueblo oriundo de la India entre el cual había muchos hombres dedicados a filosofar. Huyendo de las tropelías de los tártaros y el abuso de toda clase de tiranos, fueron a parar a aquella ; […] Resolviendo organizar allí su vida la planificaron en común, tal como enseña la filosofía. […] Una de las costumbres principales es la comunidad de las mujeres, como también ocurre con las cosas. Todo es allí de propiedad común […] de manera que todos participan del alimento en forma equitativa, tal como lo hacen con las ciencias, los honores y las diversiones, sin que nadie pueda en ningún caso apropiarse de nada en exclusiva. En su opinión, toda propiedad ha surgido de que cada individuo quiere para él solo una mujer y una familia y una casa, de lo que viene todo el egoísmo […], con lo cual viene cada uno a robarle a la comunidad. […] Les parece de lo más extraño que consideremos como innoble al que practica un arte manual, mientras que creemos que son nobles los que, sin tener ningún oficio y rodeados de enjambres de sirvientes, se abandonan al ocio y la lascivia, con un daño evidente para el bienestar de la república. […] Ahora bien, al que sabe más oficios es al que consideran el más noble […], y además los trabajos fatigosos de entre los trabajos productivos son también los más considerados, por lo que ninguno los rechaza. […] Todos tratan sin duda de quedar primero en el trabajo […], pues a todo aquel que sobresale en la actividad que realiza le conceden el título de rey (uno que se reserva a los mejores, no a los que no saben hacer nada). […] La superioridad, cada seis meses, determina quién ha de dormir habitando en uno u otro círculo y ocupando tal o cual estancia, después de lo cual vuelve a cambiar […], y cada actividad u ocupación – manual o especulativa– es común a los ciudadanos, sin que importe ser de uno u otro sexo. […] Cada círculo tiene sus cocinas y sus grandes despensas colectivas […], comen en grandes mesas, reunidos, […]se afanan todos por servir […] porque nadie cree rebajarse al prestar los servicios necesarios en los comedores y cocinas, o en los almacenes y talleres, […] y cada uno tiene su porción. […]Todos visten de blanco, con un traje determinado por las estaciones. […] La planta baja de los edificios se dedica a graneros y talleres, guardarropas, despensas, comedores y lavanderías comunales; […] allí adentro se ejercen los oficios, mientras que los espacios superiores –todos adornados con pinturas– se reservan a la actividad de carácter especulativo, sobre cuya materia se realizan, en los atrios, los cursos y lecciones. [….] Y así, como todas las tareas, las artísticas como las manuales, se reparten y se hacen entre todos, cada ciudadano no trabaja sino cada día cuatro horas, dedicándose luego todo el resto a perfeccionarse en cuanto hace a los aspectos físico y moral. […] No hay allí esclavitud ni servidumbre […], ni hay avidez alguna de riquezas ni por poseer plata ni oro –que tan sólo se encuentran destinados a fabricar algunos utensilios que también emplean en común– […], porque nadie carece de cuanto le sea necesario –y aun lo que su capricho le sugiera–. […] La posesión de bienes, en efecto, no les despierta la menor codicia, puesto que realmente todo el mundo tiene allí cuanto necesita, más aquello que pueda recibir en calidad de premio o galardón, dado que la república acostumbra hacer ciertos regalos a sus héroes. […] De este modo, la vida colectiva hace a cada uno, al tiempo, rico y pobre: rico porque lo posee todo, pobre porque nada es sólo suyo; pero nadie se afana o se preocupa de servir a las cosas, sino, al contrario, de servirse de ellas. […] Cierto que no ignoran el dinero, acuñando moneda destinada a las actividades exteriores de sus embajadores y emisarios. Pero, al contrario, de los mercaderes que, procedentes de los demás países, han llegado hasta allí, interesados por el exceso de su producción, nunca les piden que les den dinero, sino las diferentes mercancías de las cuales carezca la Ciudad. […] Deliberan, reunidos en Consejo, sobre lo que el pueblo necesita, e invisten a los magistrados designados para cada cargo en la Asamblea General, relevándolos luego, en su momento, por acuerdo del pueblo en su conjunto. […] Tratan muy bien a los extranjeros […], enseñándoles todo aquel Estado para que vean el orden que allí reina (porque están firmemente convencidos de que al final el mundo entero no tendrá otro destino y solución que adoptar aquel modo de vida), y permiten que vayan al Consejo y a sentarse en la mesa colectiva. Y, si quieren unirse a aquel Estado, los someten a prueba y luego adoptan la resolución correspondiente. […] En lo que hace a la procreación, todo el mundo se encuentra sometido a lo que ordenan las autoridades, pues la progenie es considerada como bien público, no particular
La Ciudad del Sol
¿Por qué una casa para congregar las virtudes morales de los hombres? […] Para avanzar en la virtud y mantener el orden necesario, la Unión nos resulta imprescindible. […] Incrustadas en bronce en esos muros, leemos las ideas más comunes: “De la unión es producto todo bien”. […] “Aunque quieran pagarla con dinero, sin unión ¿podrá haber felicidad?” […] A este gran edificio se le añaden varios nuevos estímulos: la agricultura y el comercio, como las artes y la literatura, tienen ahí sus salas de reunión, galerías, bibliotecas y diversos espacios comunes. Y aun amplios paseos recubiertos y jardines de plantas de utilidad medicinal, y el agua que mana desde el monte regando los productos del trabajo. Con todo lo cual, un nuevo pacto social viene ejerciendo su influencia. Ved ahora el detalle de sus planos: sus alzados presentan ese haz de columnas que mantiene, como tal, el favor de la armonía. Galerías comunes dan cobijo a todos al amparo de sus pórticos para fomentar la discusión, mientras los gabinetes destinados a la instrucción y los estudios guardan la memoria de los hombres
L???Architecture considerée sous le rapport de l???art, des moeurs et de la législation, (respecto a la �??Casa de la Unión�?�)
Múltiples pórticos hasta el horizonte. […] Tras haber subido varias rampas, que se han suavizado con objeto de no ocultar el cuerpo principal, me detengo en la puerta de un monumento aún desconocido. Las primeras figuras que hay ante mi vista son las Gracias. Sí, aquí, en una Escuela de Moral. […] ¡Ved la proporción de las figuras que, sin ocultar los lisos muros, aparecen ahí representadas! La Sabiduría, la Razón y la Justicia, Templanza, Moderación y Continencia, Generosidad, Magnanimidad, Prudencia, Piedad y Firmeza de Espíritu, […] mientras los espacios intermedios aparecen cargados de inscripciones […] La multitud se agrupa entre sus pórticos: la infancia jugando ahí, a cubierto; la juventud y la adolescencia, discurriendo por esos espacios; unos dibujan y otros analizan las figuras y las inscripciones; y los hombres maduros, que meditan; la ancianidad, entregada a la memoria...
L???Architecture considerée sous le rapport de l???art, des moeurs et de la législation, (descripción del Panaretheon, o �??Casa de todas las Virtudes�?�)
Ante el total derrumbe al que asistimos de las tradicionales diferencias en cuestiones de rango en el terreno de la arquitectura, todas las tareas constructivas habrían de tener igual valor [...]. El viejo eclecticismo de los temas, que se ocupaba casi en exclusiva de castillos, iglesias y mansiones y, a veces, construcciones defensivas [...], queda reprimido y desplazado por el nuevo universalismo arquitectónico. Ese proceso revolucionario que constituye el aburguesamiento en la construcción de las viviendas corre en cierto modo en paralelo al abandono de la articulación propiamente barroca como forma de arte [...]. Un más amplio complejo, concebido en calidad de colonia o asentamiento en el exterior de las ciudades, consiste en cierto número de viviendas de entre dos y cuatro habitaciones levantadas en torno a un patio cuadrado, cada una de ellas con su guardarropa, mientras que la cocina, las despensas y los otros espacios de trabajo se disponen en una construcción situada en el centro de ese patio. Se muestra así quizá por vez primera el tipo de vivienda que actualmente se viene proponiendo en nuestro entorno como casa con cocina comunal
Von Ledoux bis Le Corbusier. Ursprung und Entwicklung der autonomen Architektur
Las calles-galería constituyen uno de los encantos más preciosos que posee un Palacio de Armonía [...]. La Falange no tiene calle exterior o vía descubierta que se encuentre expuesta a las inclemencias del tiempo; cada cuartel del edificio nominal puede ser recorrido a través de una amplia galería que reina entera sobre el primer piso y en todos sus cuerpos; en las extremidades de esa vía hay pasillos que apoyan en columnas, o también subterráneos adornados, que proporcionan a las distintas partes y las dependencias del Palacio comunicación abrigada, elegante y acorde para cualquiera de las estaciones gracias a estufas o ventiladores [...]. La calle-galería o peristilo continuo se sitúa en el primer piso. No es adaptable a la planta baja, que es necesario atravesar en coche en diversos puntos por arcadas [...]. Las calles-galería de una Falange no reciben luz desde ambos lados, por cuanto son adherentes a cada uno de los cuerpos de edificio, los cuales disponen de doble fila de habitaciones; así, una de ellas recibe luz del campo, y otra de la calle-galería. Ésta debe tener la altura completa de tres pisos que toman de un lado luz a su través [...]. La planta baja contiene, en ciertos puntos, salas públicas y espacios de cocina, cuya altura absorbe el entresuelo. Y en ellos se practican las necesarias trampillas espaciadas para ir subiendo las comidas hasta las salas del primer piso. Una abertura que resulta muy útil en los días de fiesta y para el paso de caravanas y legiones, que, no habiendo lugar para acogerlas en las salas públicas llamadas Seristerios, podrán comer en una doble hilera de mesas en la calle-galería. Convendrá evitar en todo caso situar en la planta baja todas las salas de relaciones públicas, y ello por dos razones. Primero por ser preciso disponer, situados en la planta baja, alojamientos para los ancianos, y los de niños en el entresuelo. Segundo por cuanto es también preciso aislar a los niños de las relaciones no industriales que son propias de la edad madura
Fourier, Anthologie
Desde que el Gobierno socialista se convirtió en el propietario de todas las casas parisinas, las entregó a los arquitectos con la orden [...] de dotarlas de calles-galería [...]. En el primer piso, en cada casa, tomaron las estancias a la calle quitando los tabiques intermedios; después abrieron unos amplios vanos en los distintos muros medianeros, obteniendo unas calles-galería de la anchura y altura habituales al interior de una habitación, las cuales ocupaban de este modo toda la longitud de una manzana. En los barrios nuevos, en los que normalmente las casas contiguas suelen tener los pisos más o menos a la misma altura, la solera de las galerías pudo ser nivelada con bastante regularidad [...]. Pero en las viejas calles hubo que alzar o rebajar muchas soleras, y a menudo debieron resignarse a dar al suelo una fuerte inclinación o cortarlo con unos escalones. Cuando todas las manzanas de las casas se vieron atravesadas de este modo por unas galerías que ocupaban [...] la totalidad del primer piso, ya no hubo sino que unir unos con otros esos tramos dispersos, de modo que formaran una red [...] hasta abarcar toda la ciudad. Cosa que se hizo fácilmente al establecer en cada calle unos puentes cubiertos [...]. Otros puentes bastante similares, pero mucho más largos, se tendieron en los bulevares, como en el espacio de las plazas, y hasta en cada uno de los puentes que atraviesan el Sena, con lo que [...] un paseante podía recorrer toda la ciudad sin ponerse jamás al descubierto [...] Desde el momento en que los parisinos probaron estas nuevas galerías, no quisieron ya poner los pies en las antiguas calles que, según decían, eran tan sólo buenas para perros
Paris en l???an 2000
La naturaleza del inicio ya implica y comporta […] la arbitrariedad de lo absoluto. No sólo no se encuentra comprendido en la evidente concatenación entre causas y efectos, en la cual cada efecto de inmediato queda transformado en nueva causa de unos nuevos hechos; todo pasa como si el inicio no tuviese nada a que ligarse, como si no trajera procedencia de ninguna parte ni lugar, ni en el espacio ni en el tiempo. Un instante, el instante del inicio, como si aquello mismo que se inicia dejase abolida realmente la secuencia de lo temporal
De la Revolución
Inclinado a orillas de un arroyo se levanta un sauce que refleja su follaje plateado sobre las claras ondas de las aguas. Allí fue, adornada con caprichosas guirnaldas de ranúnculos, ortigas, velloritas y esas flores purpúreas de alto tallo que nuestros pastores licenciosos nombran en un modo harto grosero y las castas doncellas llaman en cambio ‘dedos de los muertos’. Ofelia trepó allí, por el ramaje, a colgar su corona, hecha de flor y hierba de los campos, cuando se quebró una torpe rama y, con sus trofeos vegetales, vino a caer en el gimiente arroyo. Se extendieron sus ropas, rodeándola, sosteniéndola a flote, como una nereida, un breve espacio. Y ella, mientras, cantaba, aún inconsciente de su propia desgracia, cual si la Natura la dotase para habitar allí en su elemento. Mas no podía prolongarse mucho, pues, al fin, los vestidos, cargados con el peso de las aguas que habían ido absorbiendo poco a poco, arrastraron al fondo a la infeliz, entregada aún al dulce canto, para morir ahogada en la corriente
Hamlet
Provocar acontecimientos, aunque sean pequeños, que viten y escapen del control, hacer que nazcan nuevos espacios-tiempo
Pourparlers
El significado de la Comuna se evidencia en lo que Marx llamó ‘la auténtica medida socialmente efectiva de su ser’: su desplazamiento de lo político hacia aspectos aparentemente periféricos de la vida cotidiana—la organización del espacio y el tiempo, los cambios en los ritmos de vida y los ambientes sociales. El breve dominio de su propia historia por parte de los insurgentes se percibe, no tanto en el nivel del gobierno político sino en la vida cotidiana: en problemas del mundo del trabajo, del tiempo libre y de la vivienda, de la sexualidad y las relaciones familiares y vecinales.
The Emergence of Social Space: Rimbaud and the Paris Commune