dirección
Su geometría es una dialéctica. No hay ola en el mar (abismo abajo) sin que se mueva el viento (abismo arriba). No hay dirección de un movimiento sin dirección oblicua (atravesándola), o hasta brutalmente contrariada por movimiento en dirección inversa; no se rompe la ola sin obstáculo (y por eso la extrema atención dedicada a los escollos); no hay remolino en superficie que no se halle afectado de algún modo por lo que es la compleja resultante de otros remolinos en el fondo. La ola es un problema al exterior incesantemente complicado por las conformaciones submarinas
Los trabajadores del mar
Por más que esto no cese y continue con todo su horror y su bajeza, y cada día que pasa supere todo límite y medida, me mantendré bien firme como si me enfrentara a un elemento, a un eclipse, a un diluvio, a un huracán, no a la medida de lo ético sino como algo dado, como objeto de indagación y comprensión. […] Tales son los caminos, objetivos, reales, de la Historia, y es preciso seguirlos sin dejarse perder la dirección. E incluso me asalta el sentimiento de que esta ciénaga moral en la cual aún flotamos malamente, esta casa de locos gigantesca dentro de la cual sobrevivimos, de repente, de hoy para mañana, bajo el poder de una varita mágica, se podría mudar en lo contrario, algo de verdad heroico y grande; si la guerra sigue un par de años creo que todo tiene que cambiar
Prisión de Wronke, noviembre de 1917
Las vanguardias tienen la mirada fija en dirección al porvenir. […] El presente está hecho de luchas, pero el porvenir nos pertenece. […] Pero el camino es largo y, en buena parte, es desconocido. Si los balbuceos de esta carta logran aclarar alguna cosa, ése fue su objetivo. ¡Patria o muerte! Recibe nuestro saludo ritual como si fuera un apretón de manos o también como un ‘Ave María’.
�??El socialismo y el hombre en Cuba�?�, carta abierta al director de Marcha, semanario de Montevideo, marzo de 1965
“En una revolución (si es verdadera) o se vence o se muere”. “Por la presente renuncio formalmente a todos mis cargos en la dirección del partido, así como a mi puesto de ministro, a mi grado de comandante y a mi condición de cubano. Ya nada legal me liga a Cuba, sino sólo otros lazos que nunca podrán ser destruidos como los papeles oficiales. […] Dejo un pueblo que me acogió como a su hijo, y que seguirá constituyendo una buena parte de mi espíritu. Llevaré a los nuevos campos de batalla […] el espíritu revolucionario de mi pueblo junto al sentimiento de cumplir el más sagrado de todos los deberes: luchar contra el imperialismo en todas partes. Eso me reconforta y dulcifica cien veces cualquier tipo de desgarro”.
Carta de despedida a Fidel Castro, 1965
Para que una revolución pueda ser tal, ¿qué es lo que resulta imprescindible? Un pueblo que arranca con buen paso, una puesta en camino irreflexiva y que no había sido preparada, una esperanza nueva, un movimiento que va en dirección a una promesa: es la primera imagen de la fiesta
La Fête révolutionnaire
En mi ciego entusiasmo, erigí un templo a la felicidad amontonando piedra sobre piedra. […] La Ville naissante [la Ciudad naciente], donde cada edificio habrá de ser caso a caso del todo motivado, llegará quizá a ser habitada por hombres que sean menos criminales, donde la razón y el interés llegarán a ejercer un cierto imperio. De manera que, antes de guiarlos en dirección a la felicidad, deberán hacerse dignos de ella. […] Construyámosles pues un monumento dedicado a la Conciliación. […] Ha de ser tan sencillo como las leyes que allí deben fallarse […]. Los consejos de un árbitro experto, con su amor por la paz y la justicia, les infundirán dulce concordia
L???Architecture considerée sous le rapport de l???art, des moeurs et de la législation, (texto sobre el �??Pacífero�?�)
La idea de reforma de la vida ocupaba a tal punto a los artistas y a los proyectistas de aquel tiempo como se puede ver analizando el extraño proyecto de la “Oikema”. Dicha construcción, ya sorprendente en su aspecto exterior, muy alargada, dotada de un propíleo antiquizante y un poderoso muro sin ventanas, debía ser el lugar que preparase el avanzar hacia una nueva ética en los terrenos de lo sexual. Para alcanzar el objetivo de una moral sexual perfeccionada, el contemplar las desviaciones y delirios humanos en la “Oikema” –es decir, en la casa sin frenos ni tabúes al deseo–, orientaría a los observadores sin duda en dirección a la virtud y hacia el “altar del himeneo”. Pero después concluye el arquitecto que sería quizá mucho mejor [...] “que la Natura opere a su capricho” [...]. Así, en esa “Oikema” que Ledoux emplazaba en el más bello paisaje, debería encontrar realización una forma más libre y renovada de la institución matrimonial
Von Ledoux bis Le Corbusier. Ursprung und Entwicklung der autonomen Architektur
El comunismo, gran emancipador del sexo femenino, no puede ser sólo resultado de la lucha común de las mujeres de todas las clases por la reforma del sistema burgués en la dirección indicada por las reivindicaciones feministas; no puede ser sólo resultado de la lucha contra la posición privilegiada que ocupa el sexo masculino. El comunismo no puede realizarse sin la lucha común de las mujeres y hombres del proletariado explotado contra los privilegios y el poder de los hombres y mujeres de las clases poseedoras y explotadoras
Directrices para el movimiento comunista femenino
En el marco institucional […] la burguesía, dada su insuficiente potencia económica, no pudiendo imponer en consecuencia relaciones sociales coherentes que garanticen su dominio como clase, elige la solución que le resulta más fácil, a saber, el partido único. […] Así, no crea un Estado que asegure y ampare al ciudadano, sino uno que lo persigue, que lo inquieta. Ese Estado que, en su discreción, debía desarmar y dar confianza, se impone espectacularmente, se exhibe, arrolla, brutaliza, haciendo saber al ciudadano que se encuentra en peligro permanente. El partido único es la forma moderna de la dictadura burguesa sin máscara, sin escrúpulos y sin disfraz. […] En algunas regiones, el partido se organiza como un gang, donde el tipo más duro pasa a asumir la dirección. […] Para ocultar ese marasmo y enmascarar esa regresión, para asegurarse y ofrecer un pretexto del que enorgullecerse, la burguesía no tiene otro recurso que levantar en la capital unas cuantas grandiosas construcciones y realizar gastos de prestigio. Así, la burguesía nacional vuelve crecientemente las espaldas a la realidad del interior, a las realidades del país, y se inclina hacia la metrópoli, a los capitalistas extranjeros que se aseguran sus servicios. Como no comparte sus beneficios con el pueblo y no le deja disfrutar de las prebendas que entonces le otorgan las grandes compañías extranjeras, pronto descubre la necesidad de contar con un líder popular al que le toca hacer el doble esfuerzo de estabilizar el nuevo régimen y perpetuar a la burguesía en su dominio. La dictadura burguesa de los países subdesarrollados funda toda su fuerza y solidez en la existencia de un líder, […] uno a cuyo abrigo y protección la burguesía de la joven nación de inmediato procede a enriquecerse. […] Así los circuitos económicos de ese joven Estado se deslizan de modo irreversible en la estructura neocolonialista La economía nacional, que antes se encontraba protegida, ahora es literalmente dirigida, y el presupuesto es alimentado por donaciones y préstamos continuos
Les Damnés de la terre
La unidad africana no es posible sino bajo el impulso y dirección de los pueblos, es decir, sin atender al interés de la burguesía
Les Damnés de la terre
La idea de una evolución mediante el derecho y por tanto de una evolución exclusivamente pacífica en dirección a la nueva sociedad […] se ha convertido en todo el mundo en leitmotiv de los oportunistas
La función revolucionaria del derecho y el estado
Poco importa sin duda si la revolución de un pueblo animoso que hemos visto darse en nuestros días triunfa o fracasa, tal como importa poco si acumula atrocidad y miserias –hasta el punto de que un hombre sensato, que la corregiría en la esperanza de llevarla en la buena dirección, nunca en cambio estaría decidido a intentar la experiencia a dicho precio–; esa revolución, tal como digo, ciertamente encuentra en todo caso en los espíritus de los espectadores (que no hayan entrado en ese juego) una simpatía hacia el intento que casi raya con el entusiasmo, y cuya simple manifestación ya comporta un peligro; dicha simpatía, en consecuencia, no posee otra causa que una disposición moral que es propia del género humano. Causa moral que es […], en primer término, el derecho de un pueblo a no verse impedido por otros poderes a darse una constitución política a su gusto
El conflicto de las facultades