fiesta
Harmodio y Aristogitón
Jóvenes aristócratas atenienses de estirpe cadmea, se conjuraron contra los tiranos, logrando darle sólo muerte a Hiparco –uno de los dos hijos de Pisístrato– en la fiesta de las Panateneas del 514 a. C. Muertos los dos por orden de Hipias –que sobrevivió a la conjura siendo tirano aún por cuatro años–, y considerados como héroes, se les dedicaron varios himnos y en el 490, tras la victoria de Maratón contra los persas, se le encargó al escultor Antenor un grupo en bronce que los representaba –el conocido por Los tiranicidas– erigido en el ágora de Atenas –siendo el primer monumento público levantado en honor de unos mortales–.
Nota a partir de Der kleine Pauly, Lexikon der Antike
Una vez que sus Majestades habían pasado ya algún tiempo en lugar tan encantador y las damas habían disfrutado de la colación allí dispuesta, dejó el rey las mesas al pillaje de los que seguían al cortejo, de manera que la destrucción de una composición tan delicada para toda la corte fue otra agradable diversión, tanta era la urgencia y confusión de quienes sin freno demolían los castillos de rico mazapán y las montañas de dulces confituras
“Una feliz edad en la que nada marcaba las horas”, tiempo sin empleo de tiempo, fiesta sin divinidad
La Fête revolutionnaire, cita de J.-J. Rousseau, Ensayo sobre el origen de las lenguas
“Voluntad de simultaneidad. Cada uno, a un tiempo, al mismo objeto”. “Alegorías de lo simultáneo. Propagan la buena nueva como el fuego”. “Integrar en la pública la alegría privada”
Informes sobre las fiestas de la Federación, cit. en Mona Ozouf, La Fête révolutionnaire
La fiesta revolucionaria, que pretende ser instituyente de una sociedad por fin eterna, realiza un inmenso esfuerzo para conjurar la decadencia [...], regularizar el tiempo de la Revolución, ocultar sus saltos y accidentes
La Fête révolutionnaire
Comenzar la era republicana instaurando una fiesta, anclar sin discusión el nuevo tiempo y mostrar que la Historia se deriva, por lo tanto, de un acto fundador
La Fête révolutionnaire
Reconciliar lo racional y lo sensible, lo salvaje y lo civilizado, como el tiempo con la eternidad. Esa es como tal la pretensión de la fiesta revolucionaria
La Fête révolutionnaire
La escuela y la fiesta son las dos institutrices de la Nación
Fragmentos sobre las Instituciones republicanas
Las fiestas de la libertad han de ser fiestas libres, como ella
Deliberaciones del Cuerpo Municipal, París, 11 de abril de 1792
El juramento de la fiesta revolucionaria es el teatro sagrado del contrato social. […] La Libertad, la Victoria, la Razón, la República: tales son las figuras tutelares
La Fête révolutionnaire
Plantad un poste coronado de flores en medio de una plaza, congregad al pueblo a su alrededor y tendréis una fiesta. Convertid a los espectadores en espectáculo, que sean sus propios actores; procurad que cada uno se vea en los otros, para que todos se hallen más unidos
Lettre a M. D???Alembert sur les spectacles
No se cambia la naturaleza de las fiestas sin cambiar la estructura de la sociedad
La invención de la libertad
Libertad compartida, sentirse cada uno igual del otro, reciprocidad de las conciencias: es la sustancia misma de la fiesta [...]. Presencia colectiva, acontecimiento global [...]. Despertar de un sujeto colectivo [...]. Culto de la presencia pura [...]. Advenimiento de una transparencia [...]. Imagen en sí misma indivisible de un encuentro humano multiplicado de forma indefinida [...]. Un pensar en común
La invención de la libertad
Para que una revolución pueda ser tal, ¿qué es lo que resulta imprescindible? Un pueblo que arranca con buen paso, una puesta en camino irreflexiva y que no había sido preparada, una esperanza nueva, un movimiento que va en dirección a una promesa: es la primera imagen de la fiesta
La Fête révolutionnaire
La fiesta, como la Revolución, no imita sino que improvisa. […] La fiesta, como la Revolución, vive a partir del poder que une
Histoire de la Révolution française
Fiesta […] : repetir un ‘irrecomenzable’. No agregar una segunda y una tercera vez a la primera, sino elevarla a la ‘enésima’ potencia […]. La repetición se invierte al interiorizarse […]. No es la fiesta de la Federación la que conmemora o representa la toma de la Bastilla: es la toma de la Bastilla la que festeja y repite por anticipado todas las Federaciones
Diferencia y repetición
No es la palabra la que ahí pinta el cuadro, son las cosas mismas las que deben golpear el ojo, penetrar el alma. Todo en la fiesta debe ser acción
Opinión sobre el segundo proyecto presentado por la Comisión de Instituciones republicanas, 19 mesidor, revolución francesa, año VI
La fiesta puede tener sus excluidos, pero a éstos, ya desde el principio, se les excluye de la Humanidad
La Fête révolutionnaire
Vosotros que ignoráis la fiesta
del Capeto muerto en el cadalso,
reyes, cuidad que vuestras cabezas
no vayan a dar el mismo salto
Copla cantada en 1793 en una fiesta en Conches, en un simulacro de ejecución
Las calles-galería constituyen uno de los encantos más preciosos que posee un Palacio de Armonía [...]. La Falange no tiene calle exterior o vía descubierta que se encuentre expuesta a las inclemencias del tiempo; cada cuartel del edificio nominal puede ser recorrido a través de una amplia galería que reina entera sobre el primer piso y en todos sus cuerpos; en las extremidades de esa vía hay pasillos que apoyan en columnas, o también subterráneos adornados, que proporcionan a las distintas partes y las dependencias del Palacio comunicación abrigada, elegante y acorde para cualquiera de las estaciones gracias a estufas o ventiladores [...]. La calle-galería o peristilo continuo se sitúa en el primer piso. No es adaptable a la planta baja, que es necesario atravesar en coche en diversos puntos por arcadas [...]. Las calles-galería de una Falange no reciben luz desde ambos lados, por cuanto son adherentes a cada uno de los cuerpos de edificio, los cuales disponen de doble fila de habitaciones; así, una de ellas recibe luz del campo, y otra de la calle-galería. Ésta debe tener la altura completa de tres pisos que toman de un lado luz a su través [...]. La planta baja contiene, en ciertos puntos, salas públicas y espacios de cocina, cuya altura absorbe el entresuelo. Y en ellos se practican las necesarias trampillas espaciadas para ir subiendo las comidas hasta las salas del primer piso. Una abertura que resulta muy útil en los días de fiesta y para el paso de caravanas y legiones, que, no habiendo lugar para acogerlas en las salas públicas llamadas Seristerios, podrán comer en una doble hilera de mesas en la calle-galería. Convendrá evitar en todo caso situar en la planta baja todas las salas de relaciones públicas, y ello por dos razones. Primero por ser preciso disponer, situados en la planta baja, alojamientos para los ancianos, y los de niños en el entresuelo. Segundo por cuanto es también preciso aislar a los niños de las relaciones no industriales que son propias de la edad madura
Fourier, Anthologie
Las Tullerías ardiendo, a nuestra izquierda. Nada más caer la noche, los communards habían incendiado uno y otro extremo del palacio, los pabellones de Flora y de Marsan. Desde ellos, el fuego fue ganando el Pabellón del Reloj a toda prisa, en el centro de la edificación, en donde se había preparado una mina compuesta de toneles de pólvora, amontonados en la Sala de los Mariscales. En ese momento, a través de las ventanas reventadas de los edificios intermedios, salían torbellinos de humo rojo, atravesados de azules llamaradas. Cedían los techos, recorridos por ardientes grietas, y se iban abriendo como tierra volcánica al empuje del fuego en su interior [...]. De pronto se escuchó un terrible estruendo. Era el momento en que, en las Tullerías, el fuego alcanzó al cuerpo central, a la Sala de los Mariscales. Los toneles de pólvora ardían por efecto del incendio, y el Pabellón del Reloj saltó en pedazos, envuelto en una inmensa polvareda, y una inmensa gavilla, una alta espiga inundó totalmente el negro cielo, como florido ramo de la fiesta
La Débâcle
Mayo 68 fue una fiesta. Sin conjura o proyecto, como en un encuentro afortunado, no se trataba sólo de tomar el poder para después reemplazarlo por otro […], sino dejar que se manifestara, sin ningún interés utilitario, una posibilidad de estar reunidos en la fraternidad de cada uno compartiendo la libertad de palabra
«Mayo del 68»