pasión
“Kohlhaas, que crees ser el adalid enviado para mantener la espada de la justicia entre tus manos, ¿qué es lo que estás haciendo, criminal, en la loca pasión de tu ceguera?, ¡tú, injusticia hecha carne desde el pelo a las suelas de las botas! Como el señor al que debes obediencia te ha negado el que crees tu derecho –uno que no es sino el combate por una insignificante propiedad–, te levantas, impío, a sangre y fuego, e irrumpes, como el lobo del desierto, en la paz de ese pueblo que él protege. […] Pero, ¿cómo te atreves a decir que te han negado tu derecho, tú, cuyo pecho impío, arrebatado de odio y de venganza, de inmediato, al primer revés quisiste por ti mismo hacer justicia? […] Pues, ¿qué saben de ti tus superiores, si el señor contra el que te alzas no conoce tu nombre tan siquiera? […] Mira que la espada que levantas es la espada del crimen y del robo; no eres otra cosa que un rebelde, no un guerrero y campeón de Dios. Mira que tu destino en esta tierra es la rueda y la horca, y más allá la condenación”
Dado en Wittenberg, Martín Lutero.
[Kohlhaas va al encuentro de Lutero]
“El combate contra lo que fue mi comunidad, contra mi estado, sólo sería un crimen si no me hubieran expulsado de él”. “¿Expulsado?”, exclamó Lutero. “¡Qué inmenso delirio en lo que dices! ¿Quién te expulsó del estado en el que vivías? “. “Llamo expulsado –le respondió Kohlhaas– a aquel a quien le han negado el amparo efectivo de las leyes. Quien me niega esa protección –como a todos aquellos que me siguen– me expulsa al desierto y me pone la maza entre las manos!”
Michael Kohlhaas
No se limita el pueblo a encadenarse, él le presenta al yugo la cabeza. Si un bribón se gana su confianza, lo maneja a su antojo: lo impulsa, lo arrastra, le inspira las pasiones que desea
Les Chaînes de l???esclavage
Frente a la extrañeza del proyecto –como de otros proyectos semejantes pertenecientes a la Ville naissante, como la “Casa de la Educación” o la “Casa de Juegos” (“he aquí lo que puede un Arquitecto cuando saca partido a las pasiones”; “la pureza es la base de su Código”)–, Ledoux va a hacer explícito, patente, el proyecto político implicado. Pues, “¿por qué no progresan las ideas? Porque la timidez las encadena […]. Pero aquellos que sueñan con el bien y duermen en estado de vigilia, entregados en todo a la mejora del pacto social, frente a un aceptar lo legislado siguen, antes bien, una política. […] Eso a lo que un gobierno no se atreve, he aquí que lo afronta el Arquitecto
L’Architecture considerée sous le rapport de l’art, des moeurs et de la législation (sobre la “Casa de Juegos” y la Oikema)
En Fourier, como ejemplo de trabajo apasionado y no pagado, el de la construcción de barricadas
Obra de los pasajes
Las pasiones tienen razón siempre. Nuestro error no consiste en desear en exceso, sino en desear demasiado poco
Parábola de Buda sobre la casa en llamas
Enseñaba Gautama
el saber de la rueda del deseo
donde estamos atados, sugiriendo
borrar toda ansiedad y aspiración
para entrar sin pasiones en la nada
que llamaba Nirvana.
Los discípulos entonces preguntaron:
“¿Cómo es, Maestro, esa Nada?
Porque todos estamos decididos
a abdicar del deseo, cual sugieres.
Mas, para ello, dinos si esa Nada
en la que debemos adentrarnos
equivaldría a la unificación
absoluta con todo lo creado
si, ligeros de cuerpo,
libres de pensamientos, indolentes,
flotamos sobre el agua, al mediodía;
o si, estando sumidos en el sueño,
inconscientes de todo, sin embargo,
nos cubrimos de nuevo con la manta.
Dinos pues si esa Nada es algo alegre,
si es buena o, al contrario, si tu Nada
no será sino nada,
frío y vacío sin significación”.
Calló entonces el Buda mucho rato
hasta, por fin, decir, indiferente:
“Nada que responder a esa pregunta”.
Pero luego, a la noche,
cuando aquellos ya se habían ido,
bajo el árbol del pan sentado, el Buda,
a los que nada habían preguntado,
les expuso por fin esta parábola:
“Vi hace poco una casa. Estaba ardiendo.
Comenzaban las llamas a lamer
ya los techos. Entré. Aún había gente.
Fui de nuevo a la puerta y, desde ella,
los llamé a grandes voces, advirtiendo
que ya ardía el tejado,
que salieran de allí a toda prisa.
Pero no parecían apurarse.
Uno me preguntó, mientras el fuego
comenzaba a chispearle entre las cejas,
cómo se estaba afuera, si llovía,
si quizá no soplaba mucho viento,
si habría otra casa,
y otras muchas cuestiones semejantes.
Sin responderle nada, salí afuera.
Éstos, pensé, arderán,
antes de terminar con sus preguntas.
En verdad os digo, amigos,
que aquél al que el fuego no le queme
como para querer cambiar de sitio
y prefiera quedarse ahí, ardiendo,
a ése nada tengo que decirle
Svendborger Gedichte, 1939
Del comportamiento actual de la mujer, de su debilidad por un placer que sustituye en ella la ambición y las pasiones que abren y engrandecen noblemente el espíritu, puede deducirse con justicia que la educación que hasta ahora ha recibido, en concordancia con la constitución de lo que es la sociedad civil, solamente ha buscado convertirla en insignificante objeto de deseo y procreadora de bufones