estado
El socialismo no es, no es tan sólo, la cuestión obrera o el cuarto estado, sino que es la moderna reencarnación del ateísmo, el problema de la torre de Babel, construida sin Dios, para alcanzar no a partir de la tierra el cielo, sino para traerlo hasta la tierra
Los hermanos Karamazov
“Kohlhaas, que crees ser el adalid enviado para mantener la espada de la justicia entre tus manos, ¿qué es lo que estás haciendo, criminal, en la loca pasión de tu ceguera?, ¡tú, injusticia hecha carne desde el pelo a las suelas de las botas! Como el señor al que debes obediencia te ha negado el que crees tu derecho –uno que no es sino el combate por una insignificante propiedad–, te levantas, impío, a sangre y fuego, e irrumpes, como el lobo del desierto, en la paz de ese pueblo que él protege. […] Pero, ¿cómo te atreves a decir que te han negado tu derecho, tú, cuyo pecho impío, arrebatado de odio y de venganza, de inmediato, al primer revés quisiste por ti mismo hacer justicia? […] Pues, ¿qué saben de ti tus superiores, si el señor contra el que te alzas no conoce tu nombre tan siquiera? […] Mira que la espada que levantas es la espada del crimen y del robo; no eres otra cosa que un rebelde, no un guerrero y campeón de Dios. Mira que tu destino en esta tierra es la rueda y la horca, y más allá la condenación”
Dado en Wittenberg, Martín Lutero.
[Kohlhaas va al encuentro de Lutero]
“El combate contra lo que fue mi comunidad, contra mi estado, sólo sería un crimen si no me hubieran expulsado de él”. “¿Expulsado?”, exclamó Lutero. “¡Qué inmenso delirio en lo que dices! ¿Quién te expulsó del estado en el que vivías? “. “Llamo expulsado –le respondió Kohlhaas– a aquel a quien le han negado el amparo efectivo de las leyes. Quien me niega esa protección –como a todos aquellos que me siguen– me expulsa al desierto y me pone la maza entre las manos!”
Michael Kohlhaas
El Estado de Francia en esa época consistía en un conglomerado de privilegios contradiciendo toda idea, y hasta la razón en general, una más que absurda situación de una corrupción descomunal, un auténtico reino de injusticia. La opresión terriblemente dura que ejercía su peso sobre el pueblo, las dificultades del gobierno para garantizar a aquella corte los medios que le eran necesarios a su lujo y prodigalidad daban ocasión al descontento. El nuevo espíritu empezó a actuar: la opresión dio paso al libre examen. Y se hizo evidente que las enormes sumas arrancadas cada día al sudor del pueblo no eran realmente dedicadas a los fines propios del Estado, sino derrochadas locamente. Así, todo el sistema del Estado fue visto como injusta iniquidad
“[Hasta 1788] el Estado francés –como todos los demás Estados– era un ‘Estado de naturaleza’, un cuerpo político cuya organización originaria se basaba en la fuerza, no en las leyes
Cartas sobre la educación estética del hombre
Lo que es obra de unas fuerzas ciegas no posee en sí una autoridad ante la cual la libertad deba inclinarse, sino que todo debe someterse a la superior finalidad que la razón indaga y determina. Así nace y así se justifica el intento de un pueblo que, alcanzando a ser mayor de edad, se ha decidido a transformar en Estado moral lo que era Estado de naturaleza
Cartas sobre la educación estética del hombre
Por atentar contra la libertad, ciertas veces el príncipe esperará el momento de una crisis que él mismo ha venido preparando: así, bajo pretexto de proveer a la salud del Estado, propone soluciones desastrosas que encubre con el velo de la necesidad, la urgencia de las circunstancias y lo desdichado de los tiempos, mientras presume, en cambio, de la pureza de sus intenciones, habla del bien general y público y finge obrar con paternal cuidado. Cuando se rechazan sus propuestas dice sorprendido: “¿Oh!, ¿no queréis? ¿pensáis que saldréis solos del abismo?”. Nadie posee fuerzas suficientes como para hacerle resistencia y se dejan forzar por más que saben que, bajo sus bellas perspectivas, tales propuestas llevan, escondidas, hasta las intenciones más siniestras. Luego, cuando la trampa se descubre ya no hay lugar para evitarla
Les Chaînes de l???esclavage
En materia política, nunca se llama a las cosas por su nombre. […] A lo que es fidelidad a las leyes, los príncipes lo llaman rebelión; revuelta a la resistencia a la opresión; discurso sedicioso a la reclamación de los derechos del hombre; facción al cuerpo de ciudadanos reunidos para defender sus derechos, y a la oposición a la tiranía la llaman crimen de lesa majestad, mientras que llaman cargas del estado a las dilapidaciones de la corte, contribuciones públicas a lo que no son sino exacciones, guerra de conquista al bandidaje realizado por medio del ejército, arte de negociar a la perfidia, las hipocresías y traiciones, golpe de estado a los asesinatos, oficiales del rey a sus satélites, observadores a sus confidentes, su cuerpo de delatores y de espías, medidas de seguridad a los abusos y actuaciones inquisitoriales, súbditos fieles a los partidarios y secuaces que tiene el despotismo, y castigo de los sediciosos a la cruel y bárbara masacre de los que luchan por la libertad
Les Chaînes de l???esclavage
Aun siendo general el descontento, es raro que todo el pueblo se halle unido. El estado suele estar dividido, una división que constituye el gran recurso de la tiranía
Les Chaînes de l???esclavage
En los espacios de público recreo siempre guardan las puertas los soldados. En los lugares públicos de venta siempre guardan las puertas los soldados. En salas de exposiciones y de muestras siempre guardan las puertas los soldados…. Allí en donde el pueblo se reúne siempre hay soldados para vigilarlo, y si fuera nocturna la reunión de noche seguirá habiendo soldados. […] Los soldados empiezan a reconocer en exclusiva la voz de sus jefes, a fundar sobre ellos la totalidad de su esperanza, […] ya no son los soldados del estado, sólo son los del príncipe. Y después, en seguida, los que están puestos a la cabeza de las tropas han dejado de ser defensores del pueblo, sino sus peores enemigos. De ese modo se viene conformando un partido entregado a quien le guía, siempre en pie contra la nación, que no espera otra cosa que el momento de actuar contra su pueblo
Les Chaînes de l???esclavage
Destinados a actuar contra la patria en cuanto les llegue la ocasión, se separa y aleja a los soldados del contacto con los ciudadanos, se les obliga a vivir entre ellos solos o se les acuartela, simplemente. Luego se les inspira un gran desprecio por cualquier estado o profesión que no sea el estado militar y, para hacerles sentir su preeminencia, se les otorgan ciertas distinciones. Habituados a vivir lejos del pueblo, muy pronto vienen a perder su espíritu; acostumbrados a despreciar al ciudadano, no desean ya sino oprimirlo; sometido así el pueblo a sus violencias, siempre están bien dispuestos a cargar sobre aquella parte del estado que pretendería sublevarse
Les Chaînes de l???esclavage
Si los hombres, en estado natural, nacen todos iguales en derecho, de hecho en cambio no nacen iguales, dado que la fuerza y el instinto, que también vienen por naturaleza, establecen entre ellos una gran desigualdad de suerte, pese a la igualdad en los derechos; mas su reunión y sus instituciones no pueden tener otro objetivo que mantener de hecho esa igualdad en el derecho, protegiendo al débil de la opresión del fuerte, y sometiendo así la industria de unos a la común utilidad de todos. El error más funesto y más cruel en que ha caído la Constituyente, al igual que la Legislativa y, por fin, que la Convención, al seguir en esto servilmente a los legisladores diferentes que las han precedido, es no haber señalado límites al derecho de propiedad y abandonar al pueblo a las especulaciones ávidas del rico
Manifeste des plébeiens
La gran Revolución francesa comenzó con la triunfal proclamación de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano; pero ese derecho, –proclamado para toda la humanidad– no era realmente sino sólo un derecho de clase para aquello que era el ciudadano como código de la burguesía (a saber, el Código Civil). Ese Código de Napoleón, formulación en abreviatura de la naturaleza, real e histórica, de la gran Revolución francesa, revolución burguesa como tal. Proclamado derecho natural como el del ciudadano –el propietario–, como derecho innato estrictamente”. “La burguesía se representa la revolución burguesa, más o menos, como ‘un señor de traje oscuro’ que, bajo el nombre de ‘revolución’, realiza un ‘milagro’ al poner en práctica los principios del derecho natural y al derribar, al mismo tiempo, a los odiados señores feudales, instaurando así la libertad y la garantía de la libertad de la propiedad privada. Si además se producen algunas tensiones, es decir, los calificados como “males de la revolución”, “el terror” y las ejecuciones –unas que ni siquiera se detienen ante la sagrada persona del rey–, constituyen casos desgraciados que habrá que olvidar a toda prisa o, incluso, negarlos, borrarlos del todo de los libros de historia–
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
El pueblo no tiene interés en hacer la guerra. El ejecutivo encuentra en ella, al contrario, el aumento de su crédito, dado que le ofrece mil diversos medios de practicar la usurpación. Por eso mi intención es proponeros que el ministerio militar, desligado del ejecutivo, no dependa sino de vosotros y os quede sometido de inmediato. Si queréis que vuestra institución sea realmente duradera en un pueblo que ya no tiene órdenes, evitemos que la magistratura se encamine hacia una nueva orden, una especie de nuevo patriarcado, al dirigir las armas y el ejército libremente, según su voluntad. Pues la guerra no tiene ningún freno ni una regla fijada en unas leyes, con lo cual, en sus avatares, siempre se conforman sus acciones como actos de pura voluntad. Es preciso que no haya en el Estado más que una sola voluntad, y que la voluntad que hace las leyes dirija las acciones de la guerra
Discurso a la Convención sobre el Ministro de la Guerra, 28-1-1793
El pan que dan los ricos es amargo; compromete nuestra libertad. El pan pertenece al pueblo por derecho en un Estado reglamentado con prudencia
Informe sobre la necesidad de declarar el Gobierno Revolucionario hasta la paz, 10-10-1793
Deberemos, pues, permanecer en constante estado de energía
Informe sobre la ley contra los ingleses, 16-10-1793
Lo que finge Platón en su República o lo que rige ahora en Utopía es mejor que lo nuestro en todo caso […]; aquí domina la propiedad privada, mientras allí todo es en común […]. En donde exista la propiedad privada, donde todo se mida por dinero, no podrán reinar en el Estado la prosperidad y la justicia, a menos que sea justo aquel Estado en que lo mejor pertenece a los peores, y que sea próspero un país donde sólo unos pocos individuos copan entre sí todos los bienes […] mientras los más están en la miseria. […] La distribución de los bienes por igual permite a todos vivir en la abundancia […] No hay otro modo de salvar a un pueblo que la plena igualdad de condiciones poseyendo los bienes entre todos […]. Es preciso abolir la propiedad
Utopía
La Ciudad se encuentra dividida formando siete círculos enormes que, a través de cuatro grandes vías, se comunican sucesivamente. […] Son un pueblo oriundo de la India entre el cual había muchos hombres dedicados a filosofar. Huyendo de las tropelías de los tártaros y el abuso de toda clase de tiranos, fueron a parar a aquella ; […] Resolviendo organizar allí su vida la planificaron en común, tal como enseña la filosofía. […] Una de las costumbres principales es la comunidad de las mujeres, como también ocurre con las cosas. Todo es allí de propiedad común […] de manera que todos participan del alimento en forma equitativa, tal como lo hacen con las ciencias, los honores y las diversiones, sin que nadie pueda en ningún caso apropiarse de nada en exclusiva. En su opinión, toda propiedad ha surgido de que cada individuo quiere para él solo una mujer y una familia y una casa, de lo que viene todo el egoísmo […], con lo cual viene cada uno a robarle a la comunidad. […] Les parece de lo más extraño que consideremos como innoble al que practica un arte manual, mientras que creemos que son nobles los que, sin tener ningún oficio y rodeados de enjambres de sirvientes, se abandonan al ocio y la lascivia, con un daño evidente para el bienestar de la república. […] Ahora bien, al que sabe más oficios es al que consideran el más noble […], y además los trabajos fatigosos de entre los trabajos productivos son también los más considerados, por lo que ninguno los rechaza. […] Todos tratan sin duda de quedar primero en el trabajo […], pues a todo aquel que sobresale en la actividad que realiza le conceden el título de rey (uno que se reserva a los mejores, no a los que no saben hacer nada). […] La superioridad, cada seis meses, determina quién ha de dormir habitando en uno u otro círculo y ocupando tal o cual estancia, después de lo cual vuelve a cambiar […], y cada actividad u ocupación – manual o especulativa– es común a los ciudadanos, sin que importe ser de uno u otro sexo. […] Cada círculo tiene sus cocinas y sus grandes despensas colectivas […], comen en grandes mesas, reunidos, […]se afanan todos por servir […] porque nadie cree rebajarse al prestar los servicios necesarios en los comedores y cocinas, o en los almacenes y talleres, […] y cada uno tiene su porción. […]Todos visten de blanco, con un traje determinado por las estaciones. […] La planta baja de los edificios se dedica a graneros y talleres, guardarropas, despensas, comedores y lavanderías comunales; […] allí adentro se ejercen los oficios, mientras que los espacios superiores –todos adornados con pinturas– se reservan a la actividad de carácter especulativo, sobre cuya materia se realizan, en los atrios, los cursos y lecciones. [….] Y así, como todas las tareas, las artísticas como las manuales, se reparten y se hacen entre todos, cada ciudadano no trabaja sino cada día cuatro horas, dedicándose luego todo el resto a perfeccionarse en cuanto hace a los aspectos físico y moral. […] No hay allí esclavitud ni servidumbre […], ni hay avidez alguna de riquezas ni por poseer plata ni oro –que tan sólo se encuentran destinados a fabricar algunos utensilios que también emplean en común– […], porque nadie carece de cuanto le sea necesario –y aun lo que su capricho le sugiera–. […] La posesión de bienes, en efecto, no les despierta la menor codicia, puesto que realmente todo el mundo tiene allí cuanto necesita, más aquello que pueda recibir en calidad de premio o galardón, dado que la república acostumbra hacer ciertos regalos a sus héroes. […] De este modo, la vida colectiva hace a cada uno, al tiempo, rico y pobre: rico porque lo posee todo, pobre porque nada es sólo suyo; pero nadie se afana o se preocupa de servir a las cosas, sino, al contrario, de servirse de ellas. […] Cierto que no ignoran el dinero, acuñando moneda destinada a las actividades exteriores de sus embajadores y emisarios. Pero, al contrario, de los mercaderes que, procedentes de los demás países, han llegado hasta allí, interesados por el exceso de su producción, nunca les piden que les den dinero, sino las diferentes mercancías de las cuales carezca la Ciudad. […] Deliberan, reunidos en Consejo, sobre lo que el pueblo necesita, e invisten a los magistrados designados para cada cargo en la Asamblea General, relevándolos luego, en su momento, por acuerdo del pueblo en su conjunto. […] Tratan muy bien a los extranjeros […], enseñándoles todo aquel Estado para que vean el orden que allí reina (porque están firmemente convencidos de que al final el mundo entero no tendrá otro destino y solución que adoptar aquel modo de vida), y permiten que vayan al Consejo y a sentarse en la mesa colectiva. Y, si quieren unirse a aquel Estado, los someten a prueba y luego adoptan la resolución correspondiente. […] En lo que hace a la procreación, todo el mundo se encuentra sometido a lo que ordenan las autoridades, pues la progenie es considerada como bien público, no particular
La Ciudad del Sol
Frente a la extrañeza del proyecto –como de otros proyectos semejantes pertenecientes a la Ville naissante, como la “Casa de la Educación” o la “Casa de Juegos” (“he aquí lo que puede un Arquitecto cuando saca partido a las pasiones”; “la pureza es la base de su Código”)–, Ledoux va a hacer explícito, patente, el proyecto político implicado. Pues, “¿por qué no progresan las ideas? Porque la timidez las encadena […]. Pero aquellos que sueñan con el bien y duermen en estado de vigilia, entregados en todo a la mejora del pacto social, frente a un aceptar lo legislado siguen, antes bien, una política. […] Eso a lo que un gobierno no se atreve, he aquí que lo afronta el Arquitecto
L’Architecture considerée sous le rapport de l’art, des moeurs et de la législation (sobre la “Casa de Juegos” y la Oikema)
La propiedad es odiosa en su principio, como es criminal en sus efectos. El estado de comunidad es el único estado de justicia, fuera del cual no pueden existir sociedades felices y pacíficas
Le Tribun du peuple, nº 37
¡Nuevos Josués, al pie de cada torre,
por detener el curso de la hora
iban tirando contra los relojes.
[Los autores añaden esta nota]: «Es un rasgo único, creemos, en la historia de una insurrección; es el único acto de vandalismo ejercido por el pueblo contra los monumentos ciudadanos, pero, ¡qué vandalismo!, uno que expresa el estado de ánimo reinante el día 28 por la tarde. ¡Con qué rabia veían, en efecto, el aproximarse de la sombra y, junto a ello, la impasible aguja que se deslizaba hacia la noche como en los días ordinarios! Y lo más singular del episodio es que se dio a la misma hora en distintos lugares de la villa. No fue por tanto una idea aislada ni tampoco un capricho excepcional, sino, bien al contrario, un sentimiento en cierto modo generalizado»
"L’insurrection. Poème dédié aux Parisiens"
El 18 de marzo quizá debimos golpear mejor. La cuestión fue: elecciones o marchar sobre Versalles. La respuesta debió ser: ambas cosas. […] No esperen más de la Comuna que lo que esperen de sí mismos. Publiquemos todos los discursos, comuniquemos nuestra insuficiencia, demos publicidad a cuanto hagamos, porque nada tenemos que temer si no es a nosotros ; La liberación de la Comuna de París es la de todas las de la República. […] La república de la gran revolución del 92 era un soldado, pero la república de la Comuna ha de ser un trabajador; “El Estado es el pueblo que se rige a sí mismo”. “La estatura de un pueblo corresponde a la del último de sus ciudadanos”. “Considerando que la meta de la vida reside en el completo desarrollo de nuestro ser físico, espiritual y moral, la propiedad no ha de ser sino el derecho a que cada uno participe, en la medida de su colaboración, en el producto común y colectivo del trabajo de todos. En talleres y fábricas, se organizará el trabajo colectivo”. [Estos últimos textos de Beslay, entrecomillados, corresponden a su proclama de apertura de la sesión inaugural de la Comuna, el 29 de marzo de 1871]
Los días de la Comuna
Si París pudo resistir fue porque, a consecuencia del asedio, se había deshecho del ejército, sustituido por una Guardia Nacional cuyo contingente principal ahora lo formaban los obreros […]. El primer decreto de la Comuna suprimía el ejército permanente, sustituyéndolo por el pueblo armado. La Comuna estaba conformada por los consejeros municipales elegidos en cada distrito mediante sufragio universal, todos responsables y revocables en todo momento. […] Desde los Consejeros para abajo, todos los cargos públicos debían ejercer su trabajo con salarios obreros […]. Como los restantes funcionarios, todos los magistrados y jueces eran revocables y electivos […]. Formada la Asamblea Nacional, los delegados serían igualmente todos revocables y electivos, sometidos a mandato imperativo de sus respectivos electores. […] Entre las reformas laborales, se suprimieron las multas de la empresa impuestas directamente a los obreros, y se prohibieron ciertos tipos de trabajos nocturnos. En lo que hace a la educación, todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y emancipadas de la Iglesia –se eliminó la subvención del culto y quedó separada del Estado–
La guerra civil en Francia
En la época de las “guerras campesinas”, sólo sobre los cadáveres de los campesinos rebeldes –tildados de ladrones y bandidos– logró consolidarse finalmente un derecho romano en versión feudal o un derecho feudal en expresión romana como derecho feudal de propiedad
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
El señor feudal era juez y juzgaba en beneficio propio, convirtiendo también el tribunal en fuente de ingresos personales
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
La guerra finalizó en todas partes (salvo en el caso de Suecia) con la victoria total de los señores, siendo de una brutal ferocidad. Se calcula que, en el caso de Alemania, el número de campesinos ejecutados en un solo año, tras la derrota de la insurrección, se elevó a cien mil personas, sin hablar de los centenares de aldeas que fueron incendiadas. Las crónicas contienen páginas horribles sobre masacres de campesinos indefensos, por no citar las sentencias de condena a numerosos años de trabajos forzados
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
El derecho feudal se caracteriza por la forma particularmente clara que asume en su seno la relación de dominio-servidumbre
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Los milagros de la autoconstrucción de la sociedad capitalista han ido cegando a millones de hombres, impidiéndoles ver los torrentes de sangre y los horrores que la acompañaron
La función revolucionaria del derecho y el estado
Proclamado [el derecho Civil] derecho natural como el del ciudadano –el propietario–, como derecho innato estrictamente
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Desde cientos de años antes de la gran revolución francesa se había ido elaborando, bajo la denominación de ‘derecho natural’, la consciencia jurídica de la burguesía en ascenso, una que finalmente, con la Declaración de los derechos del hombre y, posteriormente, el Código civil, se convirtió en derecho positivo
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
El Código civil no ha creado la sociedad burguesa contemporánea. La sociedad burguesa, al contrario, encuentra expresión jurídica en ese código. Tan pronto como deje de corresponder a las relaciones sociales imperantes, se transformará, pura y simplemente, en un mero pedazo de papel
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Sólo consideramos esencial y efectivamente derecho el llamado derecho civil o económico. Tras la primacía de dicho derecho, en el derecho constitucional se incluye el ordenamiento del Estado, es decir, el derecho público correspondiente a la economía. Viene a continuación el derecho penal, instrumento auxiliar para la conservación del orden político y social establecido, y las instituciones y las normas que con él están relacionadas
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
La ley no incluye en sí todo el derecho, y no se identifica meramente con él […]. En efecto, no todos los derechos se hallan formulados en las leyes vigentes, y sin duda no todas las leyes ‘vigentes’ se encuentran dotadas de vigencia
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Todo ordenamiento jurídico es un amplio sistema de relaciones de poder formadas en el interior de una nación en el curso de un desarrollo histórico. Los intereses de las clases dominantes, si su poder se mantiene largamente, se convierten en normas jurídicas y derechos sancionados y reconocidos como dato objetivo por los restantes miembros del Estado. Si en un período concreto cambian las relaciones de poder, las sancionadas normas y derechos pierden esa ‘base natural’, para entonces de nuevo convertirse en intereses y lucha de intereses
Das Bürgerliche Recht und die besitzlosen Volksklassen
El derecho es un sistema (u ordenamiento) de relaciones sociales correspondiente a los intereses de la clase dominante y tutelado por la fuerza organizada de esa clase
Primer esbozo de codificación penal soviético, en P. I. Stucka, La función revolucionaria del Derecho y el Estado
La tarea que me fue encomendada: poner fin al viejo ordenamiento judicial y abolir el derecho [...]. No limitarse a ‘cambiar el nombre de las calles’ y ‘poner los letreros del revés’, sino trabajar en una demolición y reorganización radicales” […]. En la ciencia, tal como en la vida, aún está muy de moda limitarse a cambiar el nombre de las calles en vez de rehacer el empedrado, o pintar de rojo las viejas paredes que se derrumban, en vez de rehacerlas
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Tal como no es posible construir una casa nueva en un solar en el que se hallan unas ruinas inutilizables hasta que los escombros hayan sido convertidos en cal y hayan sido apartados del lugar, en vano se intentará construir una nueva teoría sin haber destruido antes la vieja, porque entonces dicha teoría como tal será una construcción hecha en paralelo a la anterior, o quizá será una construcción meramente superflua, o se habrá reducido a presentar una fachada nueva para un edificio arruinado
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Dar la batalla por una concepción –una nueva, clasista– del derecho”. “Proclamar una auténtica guerra civil en lo que es el frente del derecho
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Hay que superar el prejuicio del carácter conservador de toda ley […], y además hay que hacer que toda ley vaya en todo caso por delante
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
La legalidad revolucionaria no es un freno a la revolución en su conjunto […], continúa la revolución. La alternativa hoy no se corresponde a la consigna de “revolución o legalidad revolucionaria”. La consigna actual es esta otra: “revolución y legalidad revolucionaria”
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
No hemos sido nosotros los primeros en pasar a quemar las viejas leyes. También la gran revolución francesa, y hasta la expresión ‘quemar las leyes’ pertenece a Voltaire. La revolución francesa sustituyó las malas leyes por las leyes ‘mejores’ del nuevo gobierno, procediendo después a instituir lo que era su ‘Nuevo Testamento’, el del Código de Napoleón. Así quedaron declaradas nulas “todas las leyes, ordenanzas, costumbres e interpretaciones” propias de los regímenes anteriores, y se añadió el explícito mandato de “decidir todas las causas con arreglo a este Código”. ¿No era esto una modificación del primer mandamiento de Moisés: “No tendrás otro Dios que yo”?
La función revolucionaria del Derecho y el Estado
Cuando las mujeres de clase trabajadora entraron a formar entre las filas de los que vendían su trabajo […], siendo forzadas por la necesidad a entrar en el mercado laboral, pues su padre o marido estaba en paro, los trabajadores empezaron a entender que dejar atrás a las mujeres entre las filas de los «no-conscientes» era dañar su causa y evitar sin duda que avanzara. ¿Qué nivel de conciencia puede poseer una mujer que se encuentra sentada ante el fogón y no tiene derechos en la sociedad, ni en el estado o en la familia?
Día de la mujer
Ha llegado la hora para el viejo tipo de familia. Pero la culpa no es del comunismo: es resultado del cambio experimentado en las actuales condiciones de vida. La familia ha dejado de ser una necesidad para el Estado, tal como lo era en el pasado. […] De las ruinas de la vieja vida familiar, veremos surgir una […] forma de familia que supondrá relaciones diferentes […] que se basen en la unión de afectos; […] una unión entre dos personas iguales […], trabajadoras, libres, e independientes una y otra
El Estado hará comprar los negros de las costas de África para transportarlos a colonias, donde, acto seguido, serán libres: se les darán tres acres de tierra y las herramientas necesarias para proceder a cultivarlos
Fragmentos póstumos
El colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violencia en estado de naturaleza, y no puede inclinarse sino ante una violencia más grande
Les Damnés de la terre
El proceso de liberación del hombre […] engloba y concierne al conjunto de la humanidad. […] En el curso de las guerras de liberación nacional que en los últimos veinte años se han venido librando y sucediendo, no ha sido raro constatar un cierto matiz de hostilidad, e incluso de odio, del obrero del país colonialista con respecto al colonizado. Pues sucede, en efecto, que el retroceso del imperialismo y la reconversión de las estructuras subdesarrolladas específicas del Estado colonial de manera inmediata se acompañan de las distintas crisis económicas que los obreros de los países colonialistas siempre son los primeros en sentir. Los capitalistas ‘metropolitanos’ se dejan entonces arrancar ventajas sociales y algún aumento de salarios para contentar a sus obreros en la exacta medida en que el Estado colonialista les permite saquear y explotar los territorios ocupados. En el momento crítico en el que los pueblos colonizados finalmente se lanzan a la lucha y exigen su plena independencia comienza un período difícil en el curso del cual, paradójicamente, el interés real de los obreros y campesinos ‘metropolitanos’ parece hallarse en oposición al de los pueblos que están colonizados. Los problemas y daños que produce esa ‘inesperada’ alienación deben ser conocidos y enérgicamente combatidos
�??La guerre d�??Algérie et la libération des hommes�?�
La independencia de los países coloniales plantea al mundo un problema capital: la liberación nacional de los países colonizados desvela y hace más insoportable su estado real. La confrontación fundamental, que parecía ser estrictamente colonialismo / anticolonialismo, o capitalismo y socialismo, pierde ahora toda su importancia. El problema que hoy cierra el horizonte es la redistribución de la riqueza. La humanidad, so pena de hundimiento, ha de responder a esta cuestión
Les Damnés de la terre
En el marco institucional […] la burguesía, dada su insuficiente potencia económica, no pudiendo imponer en consecuencia relaciones sociales coherentes que garanticen su dominio como clase, elige la solución que le resulta más fácil, a saber, el partido único. […] Así, no crea un Estado que asegure y ampare al ciudadano, sino uno que lo persigue, que lo inquieta. Ese Estado que, en su discreción, debía desarmar y dar confianza, se impone espectacularmente, se exhibe, arrolla, brutaliza, haciendo saber al ciudadano que se encuentra en peligro permanente. El partido único es la forma moderna de la dictadura burguesa sin máscara, sin escrúpulos y sin disfraz. […] En algunas regiones, el partido se organiza como un gang, donde el tipo más duro pasa a asumir la dirección. […] Para ocultar ese marasmo y enmascarar esa regresión, para asegurarse y ofrecer un pretexto del que enorgullecerse, la burguesía no tiene otro recurso que levantar en la capital unas cuantas grandiosas construcciones y realizar gastos de prestigio. Así, la burguesía nacional vuelve crecientemente las espaldas a la realidad del interior, a las realidades del país, y se inclina hacia la metrópoli, a los capitalistas extranjeros que se aseguran sus servicios. Como no comparte sus beneficios con el pueblo y no le deja disfrutar de las prebendas que entonces le otorgan las grandes compañías extranjeras, pronto descubre la necesidad de contar con un líder popular al que le toca hacer el doble esfuerzo de estabilizar el nuevo régimen y perpetuar a la burguesía en su dominio. La dictadura burguesa de los países subdesarrollados funda toda su fuerza y solidez en la existencia de un líder, […] uno a cuyo abrigo y protección la burguesía de la joven nación de inmediato procede a enriquecerse. […] Así los circuitos económicos de ese joven Estado se deslizan de modo irreversible en la estructura neocolonialista La economía nacional, que antes se encontraba protegida, ahora es literalmente dirigida, y el presupuesto es alimentado por donaciones y préstamos continuos
Les Damnés de la terre
En el período que analizamos, las exigencias de cambio normalmente se inscriben en fórmulas de retorno al pasado y de defensa de la tradición. En el lenguaje político del XVII palabras como ‘novedad’ o ‘innovación’ suelen tener significado negativo, y el cambio de estado solamente resulta invocable en tanto que forma de retorno al origen. […] Aun así, no siempre es de excluir que en el marco de la invocación ejercida respecto del pasado no se den contenidos reformistas o innovadores. […] La referencia al pasado, en muchos casos, sea consciente o inconscientemente, cumple al mismo tiempo la función de añadir fuerza y efectividad a lo que, de hecho, son ideas nuevas
Ribelli e riformatori dal XVI al XVIII secolo
Escribí este libro en los meses de agosto y septiembre de 1917. Pero la redacción de la segunda parte habrá que aplazarla quizá por mucho tiempo; es más agradable y provechoso vivir la experiencia de la revolución que escribir sobre ella
Palabras finales de la primera edición de El estado y la revolución, Petrogrado, 30 de noviembre de 1917
Un estado de espíritu revolucionario se encuadra siempre largo tiempo en el medio que hace finalmente estallar
La idea de una evolución mediante el derecho y por tanto de una evolución exclusivamente pacífica en dirección a la nueva sociedad […] se ha convertido en todo el mundo en leitmotiv de los oportunistas
La función revolucionaria del derecho y el estado
La lucha contra y la lucha por constituyen dos tareas propias para toda real revolución: tareas destructora y constructora
La función revolucionaria del derecho y el estado
Cualquiera que intente derrocar unas instituciones opresivas, ya se haya o no comprometido en un acto […] ilegal, se convierte a priori en criminal [...]. El delito de ese prisionero es su audacia política, su obstinada denuncia—hecha en forma legal o extralegal– de los errores sociales que fomenta el Estado.
�??Political Prisoners, Prisons and Black Liberation�?�